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14,21 €La crisis del año 29 en EE.UU duró trece años. Sólo en 1942 se restauró el nivel productivo anterior a la crisis. ¿Gracias a las recetas de Keynes, o gracias a que una economÃa de guerra genera empleo para todo el mundo?
Según Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, los dos más ilustres representantes de la llamada Escuela Austriaca, Keynes estaba completamente equivocado. El dinero creado ex novo por los gobiernos, o el falso ahorro sin esfuerzo previo, sólo puede crear estancamiento, o stagflation.
La actual crisis podrÃa darnos la solución, si no interfiere una Tercera Guerra Mundial. Llevamos seis años. En España por ejemplo, Mariano Rajoy ha logrado que no quiebre el Estado español. Pero el desempleo masivo de casi cinco millones apenas disminuye.
¿Cuántos años harán falta todavÃa para convencernos de que hay que renunciar a Keynes?
Méndez se apoya en brillantes economistas como Jesús Huerta de Soto y Juan Ramón Rallo, que continúan actualmente en España la tradición austriaca. Pero no se queda ahÃ. Intenta ir más lejos. No es el caso solamente de abandonar para siempre las falaces recetas de Keynes. El keynesianismo ha creado un problema social de mayor calado que el meramente económico. Con la excusa de Keynes los polÃticos han sido investidos nada menos que como los gestores exclusivos de la macroeconomÃa.
¿Y cómo lo hacen? ¿Cómo gestionan el dinero público? Los escandalosos casos de corrupción en España han puesto en el candelero esta cuestión. ¿Están los polÃticos capacitados para tomar las grandes decisiones macroeconómicas?
No se trata sólo de que muchos sean corruptos, sino de que todos, aunque fueran honestos, no se juegan su dinero, sino que manejan el dinero de los demás. No deciden o actúan con la cautela del empresario, y hasta de la persona corriente, que procura ser prudente con los gastos que hace. Por eso es tan fácil para los polÃticos incurrir en déficit y endeudar al paÃs entero. Sólo está en juego el dinero de los ciudadanos, no el dinero privado de la casta polÃtica. En el fondo ésta fue la crÃtica más profunda de von Mises y Hayek, no sólo a Keynes y los keynesianos, sino a toda mentalidad socializante o antiliberal.
Tomando como ejemplo el caso de España, Méndez hace concretas propuestas al respecto. Pero aconseja no quedarse en el ejemplo. Las propuestas como tales tienen un alcance universal.